miércoles, febrero 22, 2006

Progreso y Democracia

El progreso en la ciencia, en el desarrollo tecnológico, en los planos educacionales, en el cultivo de la Memoria Histórica de nuestra civilización (incluidos sus desmanes), el progreso en el bienestar material de la sociedad, el progreso entendido como un afán de compatibilizar la acción humana con la naturaleza. Todo eso es base para la paradoja del desarrollo contemporáneo, contra el cual se revelan algunas ideocracias que como mucho han dado para la historia algunas capas comerciales, extractores de materias primas, burócratas y guerreros asaltantes de civilizaciones. Hoy, incluso, la gente que no entienda el fenómeno toyotista de la civilización industrial y de las bases de la tercera revolución industrial (interacción entre ciudadano y producción y la sociedad del conocimiento y de la información) estará incluso en condiciones de entender nada sobre mundos futuros y será un reaccionario que se basará en los sueños de los imperios o dictados del pasado. Las conspiraciones contra la historia, realmente pueden estar del lado de quienes detenten el control de las materias primas naturales, necesarias durante un siglo más, para el desarrollo de la sociedad contemporánea. Pero los que conspiran contra la historia, tienen el terrible dilema de tener que volver a repetir ese trecho de humanidad que creían haber enterrado con la frabricación del llamado "último hombre", que no es otra cosa que el "viejo hombre".
La Democracia no es un atributo divino. Está unido íntimamente al ejercicio diario de la defensa de la libertad del individuo y la construcción de una sociedad articulada y estructurada de forma comunitaria. Las libertades de los ciudadanos no se proyectan contra un estado que encarna el ideal supremo del "último hombre", sino en la interacción dentro de la propia sociedad y la creación de redes que permitan remover los obstáculos mediáticos de las sociedades conductistas herederas del despotismo ilustrado. Hoy la democracia, más que nunca debe ser participativa e integradora. Eso lo saben hasta los integristas, que no paran de utilizar el ciberespacio para proponernos sus cantos de sirena. Y al igual que en el retorno de Ulises, los cantos de sirena deben ser desechados, por muy espirituales que sean los envoltorios de la mercancía.

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