lunes, septiembre 27, 2010

Yo y nosotros

En todos nosotros existe un yo y un mundo que nos envuelve. Nos referimos al famoso "yo y mis circunstancias".
Conforme pasan los días el trabajador aspira a convertir su yo en un factor de promoción personal basado en la cualificación, la formación, el esfuerzo personal (frustrado en la mayor parte de las ocasiones) y el nada descartable peloteo insano, el servilismo obtuso, la picaresca y la expropiación del trabajo de los compañeros. Todo ello a imagen y semejanza del patrón de la nave.
El patrón aspira a convertir su yo en una empresa potente en un ambiente mercantilizado. Es la vieja parodia calvinista de que el éxito y el dedo de Dios viene representado por la riqueza que cada uno detenta en ese Universo determinista y teocrático de este viejo zorro franco suizo, que aupó a la clase banquera de ese país. Un zorro que no sólo frenó las luchas campesinas del medioevo, sino que condujo a la hoguera a mi paisano Miguel Servet que entre otras cosas habló en voz alta sobre la circulación de la sangre, deshaciendo el viejo mito godo de la metafísica de la sangre.
En consecuencia con lo anterior, los jefes de gobierno deciden arrimar su yo, del lado de la nacedad y cortoplacismo tratando de aparecer en las encuestas como el ganador más absoluto de una competencia hacia la nada más tediosa. A ello contribuyen los nada despreciables medias que parecen obsesionados por mercantilizar sus resultados promocionales.
Los 4x4, jets, pisos de lujo, gente guapa, signos externos al fin y al cabo, sustituyen las endebles maracas del chaman tribal que amenazaba con su ruido el sonido terrorífico de una serpiente voraz para alertar a los que no se atenían a su quintaesencia (Hoy lo llamamos políticamente correcto). Y el nosotros aparece representado por una fervorosa cadena de mitomanías presas de la sociedad moderna que acentúa las ganas de ser un yo adocenado capaz de engullir toneladas de palomitas de maiz y otras chcuherías que nos quiten la ansiedad interna que tales desaboridos nos provocan.
La pregunta nada baladí, es saber si el yo y nosotros se puede configurar de un lado menos necio que el actual. Porque a un servidor le dan ganas de vomitar las toneladas de comida basura, ante el permanente desafío por mejorar lo existente y configurar unas relaciones menos insanas.
Dioses jupiterianos y estilizados de un lado y masas mórbidas del otro. Ese es el yo y mis circunstancias actual para combatir la desazón que produce todo abatimiento por no alcanzar la gloria de los inmortales.