lunes, noviembre 14, 2011

DEMOCRACIA PARTICIPATIVA, 15 M Y ORGANIZACIONES SOCIALES

Unos pocos meses atrás estallaban en España unas amplias manifestaciones de un movimiento al que se la he dado en llamar "los indignados". Reclamaban entre otras cosas una democracia participativa en el quehacer de la política, la economía, el medio ambiente ... Nuestra sociedad ha sido educada de forma vertical. Poco emprendedora. Muy poco participativa y acrítica. Siempre se ha reprendido la disidencia y se ha promovido la delegación. A este dato hay que unirle la amplia capa de paro juvenil, de cortedad de miras de la clase dirigente española, la desinformación y el conductismo social basado en la basura comunicativa. Eso afecta, incluso, hasta las propias redes comunicativas sociales que se utilizan para expresar una permanente vacuidad desligada de cualquier inquietud profunda sobre las cosas públicas y el amplio campo de la cultura.

En ese marco de cosas uno se plantea cuanto de distinto hay de eso, en las ONG´s y organizaciones sociales. Organizaciones devenidas en minoría por una transición hacia una democracia permanentemente vigilada y sujeta a resultados aparentemente brillantes que llamaban a una euforia institucional que se ha deshecho como el sueño de una noche de verano. Uno se pregunta cuanto de distinto hay en el comportamiento de unas Organizaciones habituadas a aparentar una cierta disidencia pero totalmente burocratizadas y a las que se les incapacita para ser un motor de cambio social. La llamada profesionalización encubre la incapacidad crítica de las bases sociales y la ampliación de su influencia social para el cambio participativo que se dice promover.

Resultado de todo ello, el descrédito de las organizaciones sociales comienza a ser evidente y el movimiento del 15M recela del llamado institucionalismo de cuanto existe como si de un Fuera todos se tratara. En una sociedad en el que el estatuto del cooperante, el voluntario o el altruista militante es continuamente cuestionado. El "Sólo los profesionales" está originando un desvirtuamiento de las organizaciones sociales y que las pone en tela de juicio ante el ataque profundamente conservador que estamos viviendo como salida destructiva ante la profunda crisis económica, social y ecológica que vivimos. Sindicatos, ONG´s deben replantearse una nueva estrategia para el cambio o anquilosarse ante la indiferencia de una sociedad que va a ser volcada hacia el sálvese quien pueda y el éxito individual, propios de la estrategia conservadora del partido del té o del parasitismo conservador hispano.

Las organizaciones deben crecer socialmente. Los organismos directivos deben ser relevados. La información debe fluir de forma permanente. Y las organizaciones que no logran movilizar a sus bases deben cuestionarse en procesos de fusión con organizaciones similares que permitan catalizar los cambios. Y en ese marco debemos luchar para que se reconozca el valor del voluntariado social. Tanto por las empresas como la administración pública. Porque sólo entendiendo la profundidad de los cambios sociales y medioambientales, se logrará un cambio. Y eso viene de abajo arriba, empezando por las propias bases de las organizaciones sociales que deseen promover los cambios.