jueves, febrero 23, 2006

Educacion en el Conocimiento

En la medida que el luteranismo se liberó del pontificado romano, reintrodujo los viejos principios cristianos de la civitas dei. Posteriormente este mundo religioso, en el que hay que incluir a Campanella, con fuertes tendencias neoplatónicas basadas en los espacios utópicos de sociedades ideales agraristas, se despertó la crítica del conocimiento, desarrollándose las ciencias experimentales y el nacimiento de los oficios (del lado de los burgos). El sujeto se convirtió en la parte importante de la historia, tratando de contraponerlo al modo de producción asiático que anulaba al sujeto de la historia en nombre de la idea. La Inglaterra luterana, con su imperio colonial, aceleró los fundamentos de la Primera Revolución Industrial y el mayor impulso de la ciencia, que se trasladará posteriormente al mundo de EEUU. Tras la crisis del 29, surgiría un modelo keynesiano que contempla a la sociedad viva con sus pulsaciones y contracciones. Asimismo se suscribió un pacto social en torno a un modelo de producción (científica e industrial) que ha afectado a las economías mundiales avanzadas hasta la inflexión de los años 70. El conservadurismo americano ha tirado ese mundo por la borda y ha creido que en sus modelos elitistas de ciencia y tecnología y el maquinismo inherente a las grandes producciones en serie, estaba la tabla de salvación de una nueva clase neocalvinista proclive a las tentaciones financieras especulativas.
Desde los años 70, los sistemas de producción científica empiezan a estar distribuidos. Los sistemas industriales avanzados se expanden por Europa y por el extremo Oriente. Incluso de la mano del toyotismo y del trabajo en taller se trata de dilatar y contraer la actividad productiva, para evitar la anarquía en la producción. La paradoja actual de la civilización es que para que el desarrollo científico tome cuerpo hay que tener una sociedad de progreso y tiene que existir una clase trabajadora cualificada y compenetrada con la clase dirigente de la industria. La centralidad del trabajo en la industria nos lleva a la necesidad de un capital humano formado como baza estratégica productiva y en la ciudadanía cualificada su máximo defensor. El socialismo en las sociedades avanzadas ya no es una ideología, ni siquiera una fe de la vieja civitas dei, ni siquiera un reflejo especulativo de la totalidad a través del estado, sino la lógica plasmación de la evolución de la ciencia, la sociedad y el desarrollo industrial. El desafío del Siglo XXI de Lester Thurow, llega a la misma conclusión a partir del viejo espíritu emprendedor de los Bostonianos que liberalmente hablando, parten del espíritu americano de la competitividad. El problema es que la clase conservadora de EEUU ha perdido el sentido de la historia por su falta de compenetración social. Las tendencias actuales oscuras de la historia han partido de EEUU y han oscurecido a una gran parte de la humanidad. Ahora estamos en la fase del retorno de los dioses, confirmándose una vez más que siempre que hay un nuevo estadio en la historia, el viejo draco del logos de Heráclito nos interroga y nos pone a prueba. Y esta vez el draco nos va a interrogar a través de la forma que siempre lo ha hecho, desde el más puro pasado. Verán lo que es la fuerza del patriarca primordial de esa Eurasia interior en la que todavía habitan los fantasmas del pasado, que siempre proyectaron en los demás los problemas internos de sus civilizaciones. Esa es la teoría del chivo expiatorio o principio del espíritu del Khan, que tendrá mucha milicia, mucha burocracia, mucho poeta y mucha fuerza para tratar de esclavizar al mundo avanzado. Nos dejaremos esclavizar? Nos dejaremos que las corrientes parásitas que engendra el mundo de la energía y las materias primas se hagan con nuestras vidas? Esa fue la pregunta que se hicieron antes de iniciarse la guerra civil americana o guerra sacra en el seno del imperio. La historia real actual recomienza del lado persa.

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