miércoles, octubre 26, 2011

PAN Y CIRCO EN EL IMPERIO ROMANO

Esta mañana me he entretenido en comparar en el buscador Google, el impacto que han tenido dos hechos acaecidos en horarios cercanos del domingo 23 de Octubre.




El uno hace referencia a la desgraciada muerte de un corredor de motos GP italiano llamado Marco Simoncelli en el Gran Premio de Malasia. El conocido corredor de motos GP, que era conocido por su capacidad de riesgo y aventura, excitaba el corazón de miles de seguidores moteros habituados a la singularidad de una máquina que estereotipa y enaltece la individualidad en la era del maquinismo. La adrenalina consume a las masas en los espectáculos de quienes desean emociones fuertes en medio del carnaval de la crisis económica que azota y hasta cuestiona el modelo de liderazgo de la propia sociedad occidental. Futbol, motorismo, Formula 1, ya no son entendidos como deporte sino como un macabro simbolismo de riesgo aventura sobreviviente en una sociedad que ensalza el individualismo exacerbado en el gran teatro del mundo, ante la mirada atónita de millones de personas que claman soluciones. He puesto la palabra Simoncelli en el buscado de Google y me ha dado como resultado 18.500.000 impactos. Eso indica que el espectáculo es un eje prioritario de las atenciones actuales.


El otro hecho que he buscado, es prácticamente síncrono y hace referencia al ataque de una organización militar integrista al campamento del FPOLISARIO en el Sahara y que se saldó con el secuestro de la italiana Rosella Urru y los españoles Ainhoa Fernández y Enric Gonyalons, que eran cooperantes en el territorio controlado por el Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro. Indudablemente en Argelia se concentra una parte del poder del gas, del petróleo y del control de los fosfatos sobre el Sahel. Si nos atenemos a los últimos análisis de la agricultura moderna, que ponen al fósforo como uno de los elementos escasos y estratégicos de la futura humanidad, iremos comprendiendo que el control de las minas de fosfatos del Sahara van a ser uno de los futuros puntos calientes del Planeta. Igual que el Coltan, en la guerra actual del Congo, vamos observando que se ha vuelto a despertar en el mundo la fiebre de la guerra como forma de dirimir el control sobre los recursos naturales. Tierra, agua, minerales estratégicos, recursos naturales son derrochados de forma entrópica en una carrera patética hacia un precipicio que opera contra la supervivencia de la mayor parte de la humanidad, en beneficio de una minoría que pueda disfrutar de la palabra "progreso". Así que he puesto en el Google la palabra Polisario y me han salido 6.830.000 impactos. Una tercera parte del impacto anterior.



A tenor de esos resultados he pensado seriamente en la Conferencia que Carlo Petrini ha dado el martes 25 de octubre en la histórica Universidad de Alcalá de Henares (España). En ella ha hablado de la crisis actual del mundo occidental (llamada así pues es Occidente quien aun lidera el mundo) como una crisis de entropía. Y hablaba de la decadencia del imperio romano y de su caída como elemento de reflexión de cuanto nos sucede hoy. Y si nos fijamos en el Google vemos que efectivamente el famoso pan y circo, sigue siendo el único antídoto del fenomenal despiste que tienen los pueblos de Occidente ante lo que sucede incluso en la puerta de su propia casa o en el seno de la misma.




Llegado a este extremo, uno no deja de plantearse que pasados casi 2000 años de la caida del llamado imperio de occidente y de una civilización que ha alumbrado muchos avances, parece como si la humanidad estuviera condenada a evidenciar los relevos civilizatorios como el único carrusel del mundo. Y en ese discurrir del tiempo vemos como el pan y circo, es la potenciación, por intereses cortoplacistas, de ese fenómeno conocido como la caida de los Dioses, que llevara a la pantalla de forma magistral Luchino Visconti (La caduta degli dei (Götterdämmmerung)). El paradigma civilizatorio aun espera la forma de abordar, de forma austera, el interés compartido y convivencial de los pueblos de este Planeta. La semilla de Tierra Madre y la convivialidad en torno a la mesa y los alimentos de cada cual, es una de las contribuciones más netas y preciosas para abordar los males de esta alocada carrera de la humanidad hacia su senda de autodestrucción y nihilismo. Por eso debemos cuidar de esta Red y potenciarla. Los años corren, los meses corren y ahora ya corren los días. No esperemos a que corran los segundos en un reloj que sincronice el mundo de forma traumática.