Dice la vicepresidenta del gobierno que España tiene raíces cristianas. Yo diría que cristianas propias de las hermandades de labradores y ganaderos. Propias de un país en el que el fuego impidió el desarrollo de los burgos hasta este siglo. Y el fuego aun sigue latente en una derecha totalmente fanatizada que tiene sus capirotes y su inquisición en cada renacer de la primavera. Para recordarnos su peculiar visión cristiana del dolor y regodeándose de la muerte que practicaba el imperio romano a través de la llamada pax romana.
El cristianismo fuera del judaismo es inexistente y lo único que ha logrado es lograr una permanente persecución de todos los ritos cristianos contra los judíos. (Incluídos los luteranos). Y dentro del judaismo el cristianismo es discutido y discutible, pues hay escuelas judaicas rabínicas para todos los gustos.
Por lo demás habrá que recordar a la vicepresidenta del gobierno que la socialdemocracia no se edificó sobre bases tradicionales cristianas, sino a partir del pensamiento grecoromano y las aportaciones de los avances científicos y el desarrollo industrial (que no existía en la antigua Roma).
Es una verguenza que en España sólo hayamos llegado al socialcristianismo y ni siquiera hayamos llegado a la socialdemocracia. Deberían los ministros entrar en las fábricas y empezar a saber que allí no se anda nadie con tonterías, y que la disciplina es dura. Pero claro las clases ociosas ya se sabe. Y las clases cultas que se arrastran tras las ociosas pues más. Pero por lo que se ve el trabajo industrial no es cultura. Aunque el MIT de EEUU siga insistiendo en que en ese sector se apoya la generación de la riqueza de las naciones, de la que viven los ministros con cartera.
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