El presidente Chaves de Andalucía concede la medalla a la Duquesa de Alba. A esa protofigura propietaria que emerje de la reconquista ganadera de España y cuyo modelo se traslada a Inglaterra y Portugal y al nuevo mundo. Pequeñas hornadas de aristócratas que manejan esclavos a su gusto para alabar la eficiencia de sus explotaciones. Hasta que la experiencia de las Misiones en la zona de Iguazú y posteriormente la revolución francesa, el mundo centroeuropeo y Estados Unidos le plantan cara que hoy se nos pinta como terrorífica. Al parecer la agradable matanza de siglos sobre los esclavos no fue más que paternal y natural.
Hoy las grandes explotaciones gustan de decir que son las más aptas para ser eficientes, para implantar la tecnología, las OGM´s y la mecanización. Los terratenientes de Brasil dicen que el movimiento de los sin tierra son unos bandoleros. También en Francia les llamaron descamisados y luego se entonó la Marsellesa como himno nacional.
En Brasil los sin tierra han sido expulsados de sus tierras y arrojados a las favelas sin trabajo. No es de extrañar que quieran coger un trozo de tierra y sobrevivir.
La democracia, los industriales del Norte de Estados Unidos, no fueron indiferentes ante ese problema. Por qué ibamos a serlo ahora? Pues el único que parece ser indiferente es el presidente Chaves que no se entera en el mundo en el que vive y que cree que la tecnología, al margen del ser humano todo lo sana.
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