lunes, abril 17, 2006

Sorprendentes corrientes

Tras la segunda guerra mundial, Estados Unidos y Rusia se erigieron en las dos superpotencias del mundo. En los años 60 las filas comunistas se dividían en corrientes ideológicas, centradas en la llamada ortodoxia comunista. Europa comenzó su propia senda basada en la alianza franco alemana. Sesenta años después, las distintas familias comunistas siguen empeñadas en hacer del discurso subjetivo la base del derrumbamiento del Este. Seguimos sin querer entender que la eliminación de la democracia formal, es la base de la eliminación de la democracia participativa que asegure un avance de la sociedad. Tal es la esencia del llamado socialismo democrático que en Occidente nadie puede negar seriamente hablando. Pese a todo se sigue insistiendo en los discursos subjetivos del pasado. El llamado "Socialismo de Estado" del Este de Europa, fue criticado por la socialdemocracia alemana en el siglo XIX. Y desde la socialdemocracia siempre se vió el leninismo como un intento de llevar a cabo las tesis conspirativas de la historia, formuladas por los socialistas blanquistas franceses. Incluso el propio Federico Engels fue el primer socialista que alumbró ese paralelismo al ser preguntado sobre las posibilidades de un eventual triunfo de un putch revolucionario en San Petersburgo. El contestó lo que Lenin vió al día siguiente de la revolución de Octubre. Una cosa es el deber ser y otra el poder ser, y los que quieren dar saltos de vértigo en la historia están condenados a reproducir la misma porquería (El despotismo asiático). Y el mal que nos suele aquejar a Europa es el olvido de esa enseñanza del modo de producción asiático que en la Inglaterra Liberal del XIX ya fue concienzudamente analizado y del que quedan tantos restos en España.
Que les pasa a los que quieren conspirar con la historia creyendo que el esfuerzo de la voluntad puede con todo, incluso con el llamado asalto a las civilizaciones más avanzadas? Pues que la voluntad (la barbarie humana) se termina por acabar y la historia recupera su curso. Esa verdad les pasó desde los Khanes de Oriente hasta las sectas que no creen en la democracia, aunque se les llene la boca con la palabra obrerista. Porque luego resulta que esos mismos dirigentes son incapaces de llevar cuatro máquinas numéricas digitales porque ni entienden a la clase obrera moderna, ni entienden las reglas de la civilización, ni entienden que promover aventuras revolucionarias al margen de las estructuras avanzadas de la producción sólo es puro aventurerismo. Y eso no quiere decir que debamos ser conservadores, ni acomodarnos en la flor de nuestros jardines. Es sencillamente para entender que significa socialdemocracia y que es liberalismo. Dos corrientes nacidas en Europa contra la oscura Edad Media que suele atacar con fiereza cada dos por tres, cuando hay encrucijadas en la historia.

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