martes, julio 12, 2011

Estamos en guerra

Creo que leemos aquello que nos interesa leer. Y que desgraciadamente no leeemos comentarios como los que pude leer tras la guerra de Irak. En aquel entonces uno de los dirigentes del grupo Ford declaró que "Estamos en guerra y esta guerra no la ganarán generales como Schwarzkopf, sino el más inteligente".

Y es que efectivamente la guerra de Irak planteaba el fin del poderio de una potencia como los EEUU que había impuesto su petrodolar en 1973 para aliviar las tensiones de su deuda interna. A través de las transacciones internacionales de la energía (vease petróleo o cereal, cada vez más cercanos y definidos de forma abstracta como Bioenergía) el dólar inundó los mercados y esa capacidad única de dominio del papel moneda como símbolo del poder, permitía a los EEUU el aliviar las tensiones alcistas y de endeudamiento en su mercado interno.

El mercado interno americano, fuertemente compulsivo y caracterizado por grandes economías de escala, necesita de elevados niveles de consumo y de endeudamiento. Y los perfiles del capitalismo centroeuropeo y del este asiático (Japón y Corea fundamentalmente), poseen ciclos de mayor valor añadido y caracterizado por una oferta más ajustada y una mayor restricción de la demanda. Las zonas que habían perdido la guerra mundial emergían con fuerza en el ciclo del valor. Y fue Europa la que retó a EEUU a medir en los mercados financieros, el poder de la economía real a través de la valoración de sus monedas. Desde un punto de vista bursatil, el dólar se ha devaluado más del 60% de su valor comparativo con el euro inicial. Y pese a ello el remonte de la economía norteamericana no se aventura como saludable.

El nacimiento del Euro y su fortalecimiento en los mercados bursátiles, puso a prueba el sistema económico de dominación mundial de los EEUU de la posguerra. No era un ataque ideológico contra el capitalismo, sino el de la emergencia de un capitalismo que los analistas han llamado, una nueva fase madura del capitalismo industrial o tercera revolución industrial. El resultado es que el Euro se revalorizó y rápidamente, siguiendo las mismas pautas de la crisis del petróleo del año 73, los productores de petróleo comenzaron a romper la disciplina del petrodolar. La primera víctima de esa ruptura de disciplina fue Sadam Husseim que quiso cobrar el petróleo en euros. Y posteriormente han sido los iraníes y chinos quienes tratan de deshacerse de las enormes montañas de papel dólar. Unos regímenes donde el consumo es privativo de unos pocos mandrines y las masas siempre están dispuestas a sacrificios (Modelos de claro corte de despotismo asiático) para afianzar el poder de la emergente capa dirigente con aspiraciones a dominación mundial.

El resultado de la emergencia del Euro, ha descompuesto los mecanismos clásicos de dominación de los EEUU y ha vuelto a centrar el debate sobre el verdadero origen de la riqueza de las naciones. Los países que han centrado su esfuerzo en el desarrollo industrial, en el avance científico técnico supeditado a él y la creación de una sociedad de servicios que gire en torno al desarrollo industrial, se defienden mejor en esta compulsiva crisis actual en la que el capitalismo financiero salvaje parece tener como objetivo, el de eliminar a Europa y el poder del núcleo industrial que lo mantiene.

Sin embargo son las torres de la periferia europea, en sus eslabones más débiles y supeditados al modelo especulativo financiero, los que van cayendo uno tras otro. Y las apariencias de que el capitalismo financiero y la riqueza, pueden cabalgar sobre bases puramente especulativas, comienzan a poner en jaque a todas las Areas del mundo. Lo que estamos jugándonos en esta guerra que de momento aun tiene matices pacíficos, y en la que no es descartable un giro trágico, es saber que la humanidad ha entrado en una fase en la que la civilización ya no puede permitirse los juegos destructivos de antaño como solución propia de la era arcaica de los Khanes o patriarcas de Oriente. O giramos hacia una filosofía comunitaria, con base industrial sólida y una sociedad participativa que integre también los valores medioambientales, o estamos expuestos a una pandemia económica preocupante. Y en este juego, Europa vuelve a centrar la atención de los analistas. Y sus líderes no parecen darse cuenta de ello. Como casi siempre, sus estados de mirada hacia su pasado más oscuro, les proporciona una tortícolis aguda y son incapaces de comprender las consecuencias de la ausencia de liderazgo. E incluso se habla ya de la inconsistencia europea o su descomposición como posible solución de un drama. Sin saber que esa descomposición podría ser la apertura de un acto trágico de incalculables consecuencias. Pocos imaginan cuantas almas nihilistas son capaces de existir en los límites de la civilización en el tedioso juego de la guerra. Una guerra para la que Europa ni siquiera está preparada. Los EEUU y sus círculos financieros deberían meditar sobre ello y pensar que el jaque a Europa, puede ser su propio jaque mate. Y que sería de más interés entrar en la era Obama y seguir las pautas recomendadas del MIT, que seguir insistiendo en el debilitamiento de una Europa que para nada es responsable del debilitamiento interno de los EEUU. Pero ni Obama está seguro, ni Europa tampoco. Sólo los tiburones de las finanzas parecen seguros de sus operaciones. Unas operaciones que esquilman el poder de la política, de lo público y ensalzan el poder de las finanzas como caballo ganador. Y la industria apenas sabe como defenderse, perjudicándose seriamente de ello. Eso hemos aprendido en la crisis española y podemos al menos dar fe de ello. Estamos noqueados y los necios se jactan de ello.

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