
A principios del año 2014 saltaba la noticia de que el grupo Sacyr, adjudicatario de las obras de ampliación de la infraestructura del Canal de Panamá, había amenazado con suspender las obras si no cobraba 1.600 millones de dólares de la administración panameña del canal. La técnica utilizada tantas veces por las constructoras españolas de retrasar las obras para variar el cuadro de precios de adjudicación de las obras y modificar los precios de los contratos de adjudicación, (acompañadas de prácticas corruptas) ha querido ser implantada sin éxito en Panamá. La oferta de adjudicación de las obras a Sacyr, ya fue criticada de temeraria por el resto de la competencia internacional. El diario el Mundo, en el comienzo de la crisis económica española, ya denunció a Sacyr y otras empresas de la construcción como empresas poco consistentes y responsables de la crisis inmobiliaria que ha quebrado hasta el sistema financiero español, que está siendo rescatado por los ciudadanos con la aprobación del gobierno del partido populista. Resulta curioso que en la confrontación entre la administración panameña y el grupo Sacyr, haya mediado la propia ministra de Fomento, que como buena española sabe de las prácticas fraudulentas de este tipo de empresas de la marca España. Hasta el Tribunal de Cuentas europeo ha criticado que estas empresas hagan de la excepcionalidad lo normal, para multiplicar los costes de las obras respecto a sus adjudicaciones. Algo de lo que ha informado El Diario, haciéndose eco del proceder de estas empresas tan mimadas de la política española, ya que suelen ser las verdaderas financiadoras de la maquinaria engrasada de los partidos monárquicos dominantes y hasta de los propios dirigentes políticos.
La empresa Campofrío, lider de exportación de productos cárnicos españoles a diversos mercados mundiales, es una de las empresas que más ha funcionado en el esquema de España como portaaviones de las semillas transgénicas aportadas por las multinacionales norteamericanas Cargill y Monsanto desde América, para transformarlas en productos cárnicos. Es una de las 5 mayores empresas del mundo y lider del sector en Europa, una vez que se tomó la decisión de los países nórdicos (EEUU, Alemania y Holanda) de trasladar los purines al Sur (México en EEUU y España en Europa), para evitar las altas tasas de contaminación de los países nórdicos en nitratos y nitritos asociadas a este tipo de producciones de cereales con patas y excrementos. La existencia en nitratos y nitritos en los acuíferos y medio ambiente está asociada al riesgo de proliferación de cánceres en el tracto bajo intestinal. De hecho en las provincias de Lérida, Huesca y del cuadrante Nororiental de la península, están creciendo este tipo de cánceres sin que nadie parezca enterarse, y nadie supervise el cumplimiento de la directiva de nitratos y nitritos que afecta a esta casuística descubierta hace años en la bahía de Minamata en Japón. La empresa Campo frío de origen burgalés, fue hace años integrada en el grupo norteamericano Smithfield Foods cuya técnica masificada de producción fue origen de la llamada peste porcina en México. Este hecho no pasó desapercibido por las autoridades rusas que prohibieron las importaciones de carne de España, mientras duró la crisis, dado el alto nivel de dependencia de las importaciones rusas con esta empresa, que ya nada tiene de burgalesa. Pero siguiendo con el mito del origen de las cosas, ahora esta empresa se ha lanzado a realizar una campaña de españolidad, en el momento en el que la empresa china Shuanghui, tras comprar la empresa Smithfield y la mexicana Sigma, han cerrado su trato para controlar Campofrío. El díario El País informó de estos hechos que nos da que pensar sobre idea de España en el mundo y su llamada marca, que tiene en el competitivo fútbol inglés su enseña y con la puerca industria que Esther Vivas denunció y que recogió en su web la Iniciativa Mensa Cívica que agrupa los esfuerzos para impulsar la comida sostenible en España.

Mango, Sacyr y Campofrío son unas muestras que marcan los hechos de los promotores de la marca España, una vez asolada la economía patria, mientras se degusta un olímpico "cup of leche en la Puerta del sol". Los responsables de arruinar a las clases populares en España, tratan ahora de trasladar su modelo globalizador propio del modelo de "despotismo asiático". Algo que ni el caudillo Franco con su guardia mora, o el actual amigo de la Zarzuela con los jeques árabes que matan elefantes africanos, para congraciarse con quienes compran trenes de alta velocidad en sus Mecas, son ajenos. Los imperios de Europa, una vez absuelto el fantasma del comunismo vuelven a campar por sus fueros. El siglo XX parece ser un accidente en el que el imperio del sol Poniente Hispano renace de sus propias ruinas, junto a los nuevos Zares de Rusia, los Reyes Artúricos británicos, los Califas persas, los Jeques Árabes o los Mandarines de Oriente, en el que la Revolución francesa o americana también empieza a ser considerada como mero accidente. De hecho es pretencioso poner en la web de la marca España que en el año 2050 EEUU será el primer país hispanohablante
del mundo, por delante de México y que Francia es un país en franca decadencia. Hasta estas magnitudes reaccionarias, absurdas y repletas de un neodarwinismo histórico ajeno a la historia y a la evolución política de la humanidad, está llegando el reflujo del actual Tsunami que se avecina y del que pocos se aperciben. La marca España es un escándalo más en este magma volcánico de inconsistencia global universal, en el que el hedor a azufre nos anuncia el gobierno de una bestia universal en el que la existencia de oligarquías minoritarias se anteponen al destino de sus propios pueblos que duermen en la calma que antecede a los tornados.
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